Instituto de Recuperación Humana "Santa Teresa de Jesús"

Institución educativa con filosofía y lineamientos humanístico-cristianos donde lo mas importante es el ser humano. Nuestro propósito es promover una educación integradora (inclusiva); en relación muy estrecha con la familia, para conseguir que el aprendizaje se dé con: dinamismo, alegría, honestidad, veracidad, solidaridad, democracia, calidad ,participación, actitud crítica y empatía.

viernes, diciembre 16, 2005

Pestalozzi. La confianza en el ser humano.

EJES ANALÍTICOS PESTALOZZI(SUIZA 1746-1827) PROPUESTA PEDAGÓGICA Se basa en su experiencia con niños pobres a los que daba instrucción y proporcionaba el aprendizaje de un oficio. Su propuesta pedagógica es principalmente una propuesta de educación popular. Proponía una reforma completa de todas las instituciones de enseñanza para que propiciaran una educación más democrática. La propuesta pedagógica no tiene fundamentos científicos sino que surgen de la intuición de este autor. Perfeccionó los métodos de enseñanza de lectura , de lenguaje y de cálculo. FUNCIÓN SOCIAL DE LA EDUCACIÓN El principal objetivo era integrar a niños de escasos recursos a la vida social, a través de la enseñanza de un oficio. Pensaba que sus propios alumnos -a largo plazo- serían los educadores del mañana. DESEMPEÑO DEL DOCENTE El educador no era concebido como una figura autoritaria. En este sentido, el docente, debía estar al servicio de las necesidades del alumno CONCEPTO EL ALUMNO Una confianza muy grande en las capacidades del niño PAPEL DE LA ESCUELA La concepción de establecimiento escolar estaba muy ligada a la enseñanza del oficio: más que escuelas eran talleres. CONCEPTO DE LOS VALORES El principal valor de su interés fue el de la educación igualitaria, es decir, poder educar a gente marginada. Confiaba plenamente en las virtudes de la educación popular. Breve biografía Pestalozzi nació en la ciudad de Chiavenna (Italia) en el año 1746. Era un escolar soñador y de comportamiento desconcertante que fue la desesperación de sus maestros a quienes angustiaba su porvenir. Abandonó sus estudios de teología y decidió dedicarse a la "jurisprudencia", la única carrera que, a su juicio, le permitiría actuar políticamente en bien de los humildes. Acusado de intenciones subversivas, sospechoso de complots "revolucionarios" peligrosos para el orden establecido, Pestalozzi comprendió que debía abandonar toda esperanza de hacer una carrera pública. Ni pastor ni jurista: sólo le quedaba convertirse en lo que harían de él su pasión por la justicia y su bondad. Para subsistir económicamente, una vez comprometido con su esposa, optó por la agricultura en la que no le fue tan bien por lo que -cuatro años después- renunció a los cultivos para entregarse a la cría de ganado y convertirse en productor de leche y quesos. Al cabo de tres años de esfuerzos encarnizados y desafortunados, debido a la aridez de la tierra, tuvo que reconocer, de nuevo, su fracaso. Y en 1774 -tres años más tarde- Pestalozzi decidió montar un taller de hilado de algodón en el que empleo a niños pobres para que pudiesen tener la oportunidad de aprender un oficio y recibir instrucción; a cambio de una subvención. Se comprometió a enseñar a leer, escribir y calcular, a los niños recogidos en su casa, a iniciar a los muchachos en las tareas agrícolas, a las niñas en las tareas domésticas y en el cuidado del huerto familiar. Esta experiencia le permitió exponer sus concepciones acerca de la educación. Sólo que económicamente, su empresa resultó ser un fracaso cada vez más grande; cuestión que empeoró rápidamente. La situación del instituto se deterioró, hasta el punto en que renunciaría a él y así terminó la aventura, sólo le quedó el dolor. Luego de esta amarga experiencia, su angustia era grande, su abandono total, su miseria inaudita. Los campesinos del lugar lo rechazaban, sus hijos le gritaban cosas, mientras él caminaba por los campos, sumido en su dolor, siempre desaliñado. Situación que superó, gracias a Elizabeth Naff que, cuando murió su antiguo patrón, ofreció sus servicios a Pestalozzi; era una mujer laboriosa, buena ama de casa que recreó de tal manera el hogar, al grado de que la vida volvió a ser posible en él. Treinta años más tarde Pestalozzi diría: "Sin ella, hace tiempo que ya no viviría".

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